El almacenamiento en la nube es un modelo de acopio basado en redes, en el cual se guarda la información en espacios virtuales.
Precisamente como una gigantesca nube que acumula agua, esta almacena una cantidad enorme de recursos alojados en diferentes servidores alrededor del mundo. Así como la lluvia se dispersa sobre la tierra, la información que se concentra en la nube se distribuye a través de Internet y cada vez se integra más a la vida cotidiana de las personas. Un ejemplo claro de esto es Netflix.
Sin embargo, quienes más se benefician de este modelo de prestación de servicios tecnológicos son las empresas. Con la nube no es necesario preocuparse por la infraestructura física. Es un esquema flexible y escalable que se paga por consumo, lo cual ayuda a ahorrar costos y a optimizar el desarrollo de aplicaciones o actualizaciones.
Una historia nada nebulosa
Los primeros que utilizaron el término computación en la nube o nube informática fueron los ingenieros de Compaq en 1996. Al año siguiente, Steve Jobs le puso una «i» delante y puso la nube ante los consumidores.
No obstante, el concepto subyacente es mucho más antiguo que eso. Ya en la década de los 50 se hablaba de optimizar el rendimiento informático mediante el uso de una red de computadoras para almacenar, procesar y compartir información.
Era la época de las computadoras gigantescas en centros de operación que ocupaban cuartos enteros y a las que los usuarios se conectaban. Actualmente, en lugar de estos enormes aparatos, tenemos una red mundial de servidores (computadoras y programas que gestionan recursos y datos) en lo que ahora llamamos 'la nube'.
Hay tres tipos de nube:
Muchas empresas están migrando a la nube porque les ofrece muchas ventajas, como:
Reducción de costos : No es necesario hacer fuertes inversiones en infraestructura física ni en mantenimiento. Funciona bajo un modelo de pago por consumo.
Agilidad: Mayor facilidad para acceder a diferentes tecnologías y servicios digitales.
Flexibilidad: Ayuda a impulsar cambios tecnológicos y reasignar recursos sin incurrir en cobros adicionales.
Seguridad: Los proveedores monitorean los servidores 24/7 y tienen controles, procedimientos y tecnologías específicas para proteger los sistemas, datos e infraestructura basados en la nube.
Respaldo: La recuperación de desastres en la nube es una estrategia de respaldo y restauración de copias de registro como medida de seguridad en caso de pérdida por cualquier evento provocado por el hombre o catástrofe natural.
Colaboración : Se puede compartir información y trabajar de manera segura en una misma plataforma independiente de la ubicación geográfica.